Skip to main content
Compartir

Es indudable que nos preocupamos, y mucho, por nuestra alimentación y la de nuestros hijos. Aunque con buena intención, muchas veces no somos conscientes de que les proporcionamos dietas desequilibradas.

Nuestra dieta debe ser variada y rica y no deben faltar nutrientes, porque todos son necesarios para mantener nuestra salud, proteínas, grasas, azúcares, minerales, agua, hidratos de carbono, cada uno tiene su papel. Y lo mismo ocurre con lo que comen nuestros hijos, ya que cometemos una serie de errores en la alimentación infantil que debemos evitar. Según un informe de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, destacamos unos consejos que pueden ser muy beneficiosos.

No abusar de los lácteos. Los menores de un año deben tomar leche materna o, en su defecto, fórmula infantil. La leche de vaca no es adecuada, por su bajo contenido en hierro. La leche se considera un alimento fundamental e imprescindible durante la infancia, casi la única fuente de calcio. Los niños toman cantidades excesivas de leche o sus derivados (yogures, natillas, petit suisse, quesitos…)  Pero si toman mucha leche o lactoderivados es probable que no tengan apetito para otros alimentos y la dieta sea monótona y pobre en algunos nutrientes. Algunos bebés no digieren la leche, sobre todo a partir de los 2 años, y sufren dolor abdominal, gases, heces ácidas e irritación del ano. Muchas familias ofrecen lácteos de postre, porque creen que así la alimentación es más completa. También por comodidad, pues les gustan yogures, flanes y natillas más que la fruta, los toman más rápido. Resultado, muchos lácteos a lo largo del día muy poca fruta, que contiene vitaminas. Concretamente, la C contribuye a que se asimile el hierro de otros alimentos, por lo que un poco de fruta o medio vasito de zumo natural recién exprimido complementan mejor la comida de mediodía. Es conveniente que se acostumbren desde el primer año a tomar la fruta (variada, según la temporada) en trocitos,

Un tentempié para todas las edades. Presentar las frutas en la mesa ya peladas y troceadas facilita que las coman los más pequeños. Contienen vitaminas y fibra, además de los azúcares naturales que las convierten en alimentos agradables. La fibra de los alimentos vegetales es importante para que el intestino funcione mejor, evitando el estreñimiento. El zumo natural contiene todos los ingredientes, menos la fibra. Aunque se puede tomar, conviene que no sea más de un vaso al día. Es preferible que coman la fruta al natural. Que mastiquen y saboreen distintas variedades.

Cuidado con los refrescos azucarados. Con ellos debemos ser conscientes de sus aportaciones energéticas. Así, una lata de 300 ml de refresco equivale a casi 12 cucharaditas de azúcar. Las bebidas dulces no alivian la sed, incitan a beber más. El agua es lo mejor.

No abusar de cereales azucaradosProliferan los cereales de desayuno. Copos a partir de distintos cereales (trigo, arroz, maíz) que se suelen tomar junto a la leche. Para hacerlos más apetecibles, van cubiertos de azúcar, miel o chocolate. Esto aumenta de forma importante la cantidad de calorías, sin aportar nutrientes esenciales. En caso de que lleven chocolate, aumenta aún más, debido a que contiene mucha grasa. Es saludable tomar cereales sin aditivos. Y en el desayuno, vienen bien unas tostadas.

Meriendas con bolleríaLos alimentos de consistencia algo dura, que hacen trabajar dientes y mandíbulas, favorecen el desarrollo de los músculos de la cara, al mismo tiempo que fortalecen los dientes y encías de nuestros hijos. Por el contrario, los demasiado blandos no sólo evitan ese beneficioso esfuerzo, y, al estar compuestos de azúcares, se adhieren a los dientes y contribuyen a la aparición de caries. Además, productos de bollería y panes de molde suelen tener grasa añadida, que no va en el pan del día. Es más aconsejable que merienden alimentos de más consistencia: bocadillos de pan normal, fruta en trozos

 

Bebé y mujer

 


Compartir

Leave a Reply