– 1 aguacate maduro (muy importante, sino el guacamole no va a tener la textura ni el sabor correctos)

– 1/2 cebolla roja pequeña

– 1/2 tomate pequeño (bien rojo pero tieso)

– 1/2 lima (zumo)

– 1/2 chile verde

– 1 cucharada grande de cilantro fresco finamente picado

– Sal

Después de leer los ingredientes, se puede comprobar ¡que sólo son necesarios media docena! Y todos al alcance de la mano. Quizá el chile verde o el cilantro fresco es más complicado, pero yo los encuentro en la tiendecita pakistaní de comestibles de mi barrio (por el módico precio de 1€ las dos cosas, ¿cuánto cuesta el ya preparado? ¿y los polvitos?).

Comenzar picando la cebolla y el tomate en daditos pequeños. Reservar. Exprimir la lima y reservar. Picar el chile muy finamente (cuidado después con los dedos, no os toquéis los ojos ni nada parecido, que pica bastante!).

Abrir y pelar el aguacate y poner en el mortero en trozos grandes, nada de machacarlo con un tenedor (el verdadero guacamole se hace en un mortero especial para ello, pero uno normal puede valer).

Machacarlo no muy finamente y añadir los tropezones y el zumo de lima. Mezclar con una cuchara y sazonar al gusto.

Servir acompañado de totopos (nachos) para dipear o como acompañamiento de otros platos, por ejemplo estas fantásticas quesadillas.

Simplemente delicioso, para comérselo a cucharadas y no poder parar!

(Si no se va a comer en seguida, no tiréis el hueso del aguacate, dejárselo clavado en el centro, y todo bien tapado con film transparente en la nevera)