La llegada de un bebé es la máxima felicidad para la familia, pero también conlleva un sinfín de nervios y tensión por el cambio de vida que experimentan los nuevos padres. El yoga va a permitir abordar esa nueva situación de una forma más relajada y placentera. Las clases de yoga para mamás y bebés es un remanso donde crear un vínculo perfecto.
Muchas mujeres, que han practicado alguna vez yoga, después de dar a luz, buscan un espacio que les permita seguir realizando la práctica de yoga junto a su bebé. Y otras muchas quieren empezar a experimentar los beneficios que les pueda aportar esta disciplina, que además les permite no separarse de su pequeñín.
AMBIENTE ACOGEDOR
En los grupos de mamás con bebés, se crea un ambiente acogedor, en el que además de asanas, pranayamas, meditaciones, y canto de mantras, surgen juegos espontáneos propios de la comunicación entre el bebé y la mamá. “En su mayoría estas clases son impredecibles y a veces improvisadas, ya que respetamos el ritmo de cada bebé”, nos cuentan en Dhairyam.
La práctica es natural, abrimos un espacio en el que fusionamos nuestros movimientos con los del bebé, favoreciendo el vínculo tanto físico como emocional, nos dicen.
¿Cuándo comenzar?
Si no hay contraindicación, se recomienda esperar de 4 a 6 semanas si el parto ha sido vaginal, y de 8 a 10 semanas, en el caso de una cesárea.
RECUPERACIÓN COMPLETA
Una clase de yoga para bebés y mamás se centra en que la mujer recupere, sin prisa, el tono de la musculatura abdominal y del suelo pélvico.
Se presta especial atención en realizar movimientos coordinados con la respiración, que nos ayuden a flexibilizar nuestra columna, a favorecer la apertura del pecho, y a aliviar molestias frecuentes, que pueden aparecer en el cuello y la zona superior de nuestro cuerpo.
Incorporamos al bebé en la práctica de ciertas asanas, o en movimientos que lo permitan. Cantamos y bailamos con los bebés!
Compartimos con otras madres experiencias, dudas, inquietudes, consejos, además de risas, llantos…siendo todo esto una parte muy importante, para favorecer el bienestar emocional de la madre en los primeros meses de crianza.
Está claro que con la intervención de un bebé no pueden ser clases habituales de yoga, ya que las pautas a seguir las marcará el pequeño. Relajación, respiración, etc, todo está en función de atender las necesidades del niño, por eso la técnica no será lo más importante.
¿Qué necesita el bebé?
Ropa cómoda y una mantita o telita para poner encima de la esterilla. Y, por supuesto, su mamá que estará pendiente de él en todo momento.
RELAJACIÓN Y TRANQUILIDAD
Está demostrado que nuestros hijos aprenden de nosotros, por ello el trabajo que se realiza de relajación hará que los pequeños, poco a poco vayan adquiriendo esa cualidad. Tranquilidad y relajación serán lo que nos aporte esta práctica, además de ayudarnos a descansar físicamente y dormir mejor, en un momento que está marcado por las necesidades del bebé.
En la actualidad los padres también quieren participar en estas sesiones relajantes, ya que aportan un gran equilibrio y armonía familiar y fomentan el vínculo con el pequeño.
Madre e hijo pueden iniciarse en la respiración y la meditación desde el primer día, en casa, pero en el momento que se pueda deberían acudir a un centro donde poder practicar el yoga junto a otras mamás, para que el bebé se impregne del ambiente y disfrutar del contacto con otros, a la vez que se pueden intercambiar experiencias con las otras participantes.
BUENO PARA EL BEBÉ
+ Favorece el desarrollo psicomotor del bebé
+ Aumento de la conexión con la mamá
+ Crecimiento emocional
+ Capacidad para relacionarse con el entorno
BUENO PARA LA MAMÁ
+ Ayuda a recuperarse del embarazo y el parto
+ Fomenta el vínculo con el bebé
+ Mejora de estados de ánimo emocionales
+ Fortalecimiento corporal
+ Aumento de vitalidad
+ Se sueltan tensiones acumuladas
+ Desarrollo de serenidad
+ Claridad mental