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Conoce en qué consiste en Efecto Mozart

 

La actividad musical refuerza las vías neuronales implicadas en las habilidades espacio-temporales de la corteza cerebral

 

Mucho se ha escrito sobre los efectos beneficiosos que la música en general y la clásica en particular puede producir en los bebés, incluso se ha llegado a insistir  desde finales del siglo pasado en un supuesto ‘efecto Mozart’, del que ya se habló en la década de los 50, pero ¿qué hay de realidad y cómo puede influir en el desarrollo de nuestro hijo?

Dicen los expertos que los beneficios de la música, en especial algunas piezas de Mozart, podrían deberse a las pulsaciones por minuto que tiene, y a las frecuencias altas de los instrumentos, ya que cambian el estado del cerebro (especialmente en aquellas zonas relacionadas con el hemisferio derecho, donde radican las funciones espacio-temporales) y lo hacen más receptivo. Así, la música de Mozart con respecto a la de otros compositores posee unas propiedades distintivas: los sonidos de sus melodías son puros, precisos, altamente armónicos y los ritmos, las propias melodías, la métrica, el tono, el timbre y las frecuencias de su música parece que estimulan el cerebro, activando nuestras neuronas.

 

No toda la música de Mozart produce estos efectos: parece ser que la que consigue mayor incidencia es la que posee frecuencia alta, como la Sonata para Dos Pianos en Re Mayor o los Conciertos para Violín 3 y 4. Al parecer, los componentes presentes en la música mozartiana influyen en la concentración, la atención y la memoria, y en el proceso del aprendizaje, pero lo que no está nada claro es que haga al niño más inteligente.

 

Lo que sí se sabe es que la actividad musical refuerza las vías neuronales implicadas en las habilidades espacio-temporales de la corteza cerebral. El escuchar música parece activar no una, sino varias áreas cerebrales.

 

Experimentos de neurobiología sobre el supuesto efecto beneficioso de la música del músico austriaco en la inteligencia del niño fueron cuestionados ya en este siglo. Aunque algunos investigadores han dejado abierta la posibilidad de esa mejora de capacidades, no hay conclusiones definitivas en ese sentido y sí más bien un cierto negocio alrededor del ‘efecto Mozart’ que, aunque no sea milagroso, sí demuestra algunos beneficios (como también escuchar otras músicas).

Bebé y mujer


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