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Educar a los niños es tarea difícil para padres y maestros. Cada niño es único y su educación debe abordarse como tal. La disciplina positiva proclama una educación con firmeza y cariño y para que nos explique en qué consiste esta metodología Bebé y Mujer ha hablado con Gina Grahan, una de las más importantes impulsoras de este método educativo en Latinoamérica y en España.

 

Hablar de disciplina positiva puede crear una falsa impresión, tal y como nos comenta Gina “La palabra disciplina nos suena feo, porque lo relacionamos con rigor, con mando, con una cuestión un poco vertical. Tenemos que quitarnos esto de la cabeza, porque no es mala; la disciplina también significa guiar, partiendo del respeto mutuo y esa es la clave de la disciplina positiva. Los padres crían con amor, con respeto, pero disciplinan también”.

Este método educativo coge todos los principios de la psicología Adleriana para educar a padres y a educadores con el fin de ayudar al niño a través de las personas adultas con las que está todo el tiempo.

El orden y la firmeza estructura a los niños, nos cuenta Gina porque “a veces los padres por miedo a las consecuencias tienden a ser permisivos y automáticamente después autoritarios y los niños no lo entienden, seguramente piensan ‘mis papás están locos, no son coherentes’. Imagina un lugar donde no hay límites, es el caos total. Ahí la disciplina positiva te pide amabilidad y firmeza al mismo tiempo. Y sabemos que somos amables o no cuando somos respetuosos con el niño. ¿Qué implica ser respetuoso con los hijos? Conectarse desde el amor, el respeto y sabiendo sus necesidades. A veces a los niños les pedimos cosas imposibles, como a un niño de dos años que comparta, eso es parte de él. Es conocer su desarrollo, sus necesidades físicas, emocionales, que no está maduro, que necesita una persona a su lado para manejar sus emociones. Cuando yo respeto al niño soy amable. Soy firme cuando me respeto a mí mismo y la situación”.

Dice Gina Graham en uno de sus escritos, “Los límites, al igual que el cariño son una muestra de amor a nuestros hijos, puesto que les da seguridad y al mismo tiempo los protegen. Esto significa que como padres, debemos desarrollar habilidades necesarias para establecer las reglas con amabilidad, firmeza, consistencia y claridad para poder guiar a nuestros niños y que se sientan verdaderamente protegidos”.

Una parte importante de la disciplina positiva es escucharse a sí mismo, porque en muchas ocasiones pasa que respetamos al niño “pero nos olvidamos de nuestra individualidad. A veces nos olvidamos de eso cuando somos mamás. Para criar a un niño necesitamos de un ser humano pleno, que esté en su centro, coherente y si no te das un espacio a ti misma, entonces terminamos estresados, cualquier cosa que ocurre en la casa lo tomamos como una amenaza y terminamos teniendo sentimientos horribles que negamos. Por eso es importante el autocuidado. No podemos olvidarnos de cuidarnos”.

Otro de los principios de la disciplina positiva es dar ánimo o aliento, “que no es lo mismo que motivar -nos dice la señora Graham-. Es diferente, porque es crear el ambiente propicio para que el niño pueda desarrollar al máximo todas sus capacidades. Eso es lo que trata la disciplina positiva. Rescatarlo, que pueda hacer las cosas por él, porque muchas veces somos padres que queremos hacer las cosas por él. Los padres deben tener las estrategias que ayuden a ese niño a florecer”.

“La disciplina positiva desarrolla la cooperación, ayuda a los niños a tener una sana autoestima, porque hace que desarrollen sus potencialidades, tolerancia a la frustración, entendimiento de sus emociones, ponerse en el lugar del otro, la empatía, aprender que los errores son oportunidades para aprender, porque estamos en un mundo en el que equivocarse es malo, evitar las luchas de poder, incluso con los papás y los maestros. Los niños se ven capaces y desarrollan mucho su autoestima. He visto que las aulas se han transformado en un ambiente cooperativo”, señala la psicóloga.

 

EN LA ESCUELA INFANTIL

La disciplina positiva también se trabaja en la escuela a través del respeto mutuo. Al maestro le toca la difícil tarea de educar a muchos niños que vienen de familias distintas, donde el mundo giraba alrededor de él, muchos han vivido en una burbuja, pero se tienen que dar cuenta que hay otros, que tienen que compartir el amor de la maestra, esperar si quieren algo… El rol de la maestra es sacarles de esa individualidad y enseñarles a vivir en comunidad y para eso tiene que fomentar la cooperación en vez de la competencia, darles opciones limitadas para que puedan elegir, que son importantes, que pueden contribuir, que significa que es valorado. Entonces todo empieza a fluir de forma adecuada. No es una tarea fácil la de los maestros, porque a pesar de tener un grupo no se puede perder la individualidad del niño.

En el colegio se pierde mucho tiempo en generar un buen ambiente para educar. “La conducta de uno influye en los demás y esto repercute en el alumno. Si los niños están involucrados, escuchan al profesor, los maestros pueden enseñarles habilidades cognitivas, de pensamiento, emocionales y sociales, que son los ejes principales de la disciplina positiva”

 

LOS SUPERPAPÁS NO EXISTEN

Uno de los errores más frecuentes que se encuentra Gina Graham en sus talleres de disciplina positiva es que en todos los países los papás quieren ser perfectos. “No hay que aspirar a ser la mamá perfecta, eso es un prototipo que nos venden. Lo que los niños necesitan es una mamá verdadera, humana, que se equivoque y que se levante de ese error y que enseñe que está bien equivocarse”. También que los papás buscan chicos obedientes y que tomen decisiones, “nosotros les enseñamos a descartar esa obediencia y más bien que busquemos niños que sepan tomar buenas decisiones, que sean íntegros, cuando no los estamos viendo. Porque si sólo damos órdenes, eso les invita a la rebeldía. Mucho mejor es hacer preguntas”.

En definitiva, todos los niños se siente felices de poder contribuir, sentir que su ayuda es valiosa y que nosotros les guiemos con firmeza y amor.

CLAVES DE LA DISCIPLINA POSITIVA

 

1 Las rutinas. Los niños tienen que tener estructura, un mundo predecible, eso nos ahorra mucho trabajo, porque las rutinas al final van a mandar. Éstas generan independencia, porque van a poder hacer cosas sin nosotros, y con ellas se evitan las luchas de poder. Es una super-herramienta.

2 Capacitar a los niños. Son pequeños y nos va a tomar su tiempo, pero hay que creer que pueden hacerlo y así terminarán haciéndolo.

3 Mira por sus ojos. No hay que juzgar a partir de nuestra perspectiva. Hay que entender el comportamiento del niño y para ello necesitamos mirar por sus ojitos.

4 Tolerancia a la frustración. A veces como padres nos desesperamos porque los niños tienen baja tolerancia a la frustración. Hay que enseñarles a ser tolerantes a la frustración a través de la enseñanza. El papá debe controlarse, si el niño comete un error hay que explicarle que sentir algo está bien, y guiarle para corregir ese error.

 

¿QUIÉN ES GINA GRAHAM FACHIN?

Es fundadora y directora de Crianza Positiva. Psicóloga y Psicoterapeuta de niños y adolescentes, se dedica a expandir la Disciplina Positiva en Latinoamérica y España a través de los talleres de certificación. Fundadora y Directora de Crianza Positava. Tiene experiencia en el trabajo con niños, adolescentes y familias. Colabora en medios de comunicación en temas psicológicos y de crianza. Puedes encontrar sus artículos en www.crianzapositiva.org y en su blog http://ginagrahamf.blogspot.com.es/


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