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Parece que en la etapa de escuela infantil no debemos pensar en lo que significa que los niños tengan acceso a la telefonía móvil o aparatos con los que acceder a internet, pero el tiempo pasa que vuela y como padres tenemos que tener suficiente información para educar en consecuencia y, cuando debamos optar por el control parental, sepamos qué hay que hacer.

Hace apenas un par de meses la compañía tecnológica noruega Xplora presentó un estudio en el que los datos señalaban que el sesenta por ciento de los niños habían pedido a sus padres un teléfono móvil antes de los nueve años y que los padres señalaban que el factor que les impulsaba a comprarlo era la tranquilidad y que lo que más les preocupaba era el acceso a contenidos inadecuados.

Podríamos decir eso de “que levante la mano quien no le haya dejado al niño el móvil o la Tablet” y seguro que el tanto por ciento sería elevadísimo, así que es sumamente importante que niños y padres viajen juntos en el camino a la utilización responsable de los dispositivos móviles. Según la experta en familia y tecnología María Zabala, “el mayor peligro es que los niños crezcan en el mundo tecnológico sin la ayuda de los padres” y, añade, “No hay una edad concreta a la que les debamos comprar un Smartphone, porque no todos los niños están preparados para ello a la misma edad. Hay que romper estereotipos, importa el motivo, el cuándo, para qué y cómo”, pero “los padres. dice Maria Zabala, tienen que formar parte de la actuación, hablar con ellos. Además, el control parental debe de existir”. En lo que deberíamos centrarnos es en un acceso gradual a la tecnología y en una autonomía digital progresiva.

María Zabala, junto con la compañía noruega, han elaborado un decálogo de recomendaciones para los padres y madres que educan en tiempos de internet. A continuación, te contamos que nos proponen en ese decálogo:

1 Definir el propósito

Cada familia es diferente y tiene costumbres, convicciones o necesidades distintas. Si estás pensando en que tus hijos tengan móvil, reflexiona sobre si ellos lo necesitan o lo necesitas tú. Pensad en el propósito del dispositivo y en las ventajas o los inconv3nientesreales. Hazlo con coherencia, no solo teniendo en cuenta opiniones ajenas, sino también pensando en vuestras necesidades o intereses como familia.

2 Pensar en los niños

Piensa en cómo es tu hijo/a y en vuestra relación, en su edad e incluso en sus aficiones. Todo esto influirá en cómo lo use y en los conflictos que puedan surgir. No es lo mismo que pase mucho tiempo solo a que siempre esté contigo. No es lo mismo si tú miras siempre tu móvil o si no quieres ni oír hablar de videojuegos o redes. Los niños van a pensar en todo esto; los adultos somos nosotros y es nuestra responsabilidad dar a nuestros hijos las experiencias que realmente necesitan.

3 Potenciar un acceso gradual

La tecnología llega a la vida de nuestros hijos, en la mayoría de los caos, porque nosotros lo decidimos, así que ir abriendo la experiencia poco a poco, con otros dispositivos más adecuados para su edad, como en todo, es fundamental.

4 Tomar la decisión

Los niños aprenden a pedir muy pronto. Y somos los educadores quienes vamos decidiendo cómo gestionar su acceso a distintas experiencias o cosas en función de múltiples variables. Seamos los padres y madres quienes tomemos la decisión de incorporar un móvil a sus vidas. Eligiendo el momento, evitando que sea la respuesta a una rabieta o a un capricho, no asociando la entrega del dispositivo a un regalo. Y muy importante, formar parte nosotros, con claridad, del cómo nos gustaría que nuestros hijos utilizaran el dispositivo.

5 Conocer las alternativas

El cincuenta por ciento de los niños españoles de once años tienen un Smartphone propio (INE). Parece que la primera opción siempre es un teléfono inteligente, pero hay otras opciones interesantes como pueden ser los relojes inteligentes con tarjeta SIM y conforme crece el mercado ofrece distintas alternativas en cuanto a dispositivos y no todas son lo mismo ni llevan implícito un mensaje de autonomía total y conectividad abierta.

6 Compartir unas normas

Si somos coherentes desde el principio en cuanto a la relación con la tecnología, tendremos más posibilidades de que el uso de ésta –especialmente por parte de los más pequeños- sea equilibrado y positivo, basado en unos hábitos saludables. Cuando los padres introducimos tecnología en la vida infantil es fundamental hablar con ellos de unas normas que les hagan sentir implicados, que sean sencillas de recordar y asumir y que sean consistentes con lo que ven en casa.

7 Favorecer una autonomía progresiva

¿Qué es lo que va a hacer el menor con el dispositivo? Haz que tus hijos vayan ganando autonomía digital en línea con la autonomía que ya les concedas en su vida analógica.

8 Elegir los entornos

En función de la edad y del carácter de los niños y de cómo seáis como familia, decidir en qué entornos digitales se va a mover el menor es fundamental. El aprendizaje en el uso de la tecnología es un camino repleto de experiencias y de toda de decisiones. No todas las actividades digitales están pensadas para niños y adolescentes y no todos los contenidos o dispositivos son inocuos.

9 Abrir conversación

Niños y adolescentes no temen a la tecnología porque no temen probar experiencias nuevas. Les atrae porque forma parte del mundo que les rodea. Pero realmente no saben más de tecnología que padres y madres. Necesitan que demos contexto a lo que ven o leen, que aportemos valores y ayudemos a gestionar emociones, que estemos dispuestos a escuchar y enseñar, sin prejuicios.

10 Prepararse para ser mayor

A las puertas de la adolescencia o en plena pubertad, cuando la familia esté preparada para que el menor tenga un Smartphone, serán importantes conceptos como que sea nuevo o heredado, que tenga datos ilimitados o acceso libre a Internet o que no tenga normas básicas o que haya cultura digital familiar para ayudar al adolescente a tomar decisiones. Pero, sea cual sea el dispositivo que hayamos elegido, entorno y formato de tecnología que usen nuestros hijos, lo importante es seguir hablando.


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