Skip to main content
Compartir

¿Cómo dejar el chupete?

Si estáis leyendo estas líneas es porque estáis ante el momento (en ocasiones temido) de dejar el chupete.

Antes de nada, quiero transmitiros calma, dado que vuestro estado es lo que va a percibir vuestro/a hijo/a, más allá de cualquier actuación o palabras.

Este proceso, conlleva paciencia, determinación y ante todo mucho amor.

 

El chupete es algo ajeno al ser humano, no nacemos con él pegado, es elección de los papás/mamás el incorporarlo por diferentes motivos: hasta el año al incrementar la inmunoglobina A por la succión no nutritiva, y por su presencia en la boca en el periodo nocturno impide una obstrucción de nariz y boca: motivo de muerte súbita; otro de los motivos es la calma que produce mediante el reflejo de succión del bebé ligado a ese objeto en momentos de llanto por estrés, ansiedad, angustia, miedo… Con lo cual, el apego que se va adquiriendo es notable.

 

Pero bien es cierto, que llega un momento a partir de los 18 -24 meses que es conveniente su retirada por varios motivos: su uso continuado produce deformaciones en el paladar con sus consecuentes problemas de masticación y pronunciación, adquisición tardía del lenguaje, aislamiento social (ya que el/la niño/a puede llegar a centrarse en el disfrute que le produce la propia succión dejando, así, de lado el entorno social que le rodea: juegos, actividades…).

 

¿Cómo empezar el proceso?

Hábladlo con vuest@ hij@, expllicadle el por qué hay que ir dejando el chupete: se va haciendo mayor, el chupete es para bebés y él /ella ya no es un bebé, es para que sus dientes crezcan sanos y fuertes… Tener conversaciones con vuestros/as hijos/as    tiene múltiples beneficios:

 

  • Fortalecéis vuestro vínculo.
  • Impulsáis su autoestima, vital para su equilibrio y felicidad
  • Fomentáis la empatía, clave de la educación
  • favorecéis una actitud de escucha bilateral, lo que conlleva a que tu hij@ sienta mayor

 

Empezad quitando el chupete durante el día, paulatinamente, en determinadas situaciones, como momentos de juego, momentos de parque donde la relación social con otr@s peques es continuada, situaciones en las que estéis compartiendo de forma distendida tiempo en familia, no ofreciéndoselo al niño/a, tal vez os sorprenda al no echarlo mucho de menos…

 

Si se identifican las situaciones en las que el/la niño/a necesita el chupete, podremos negociar con él/ella: “¿Qué te parece si te doy el chupete, y cuando estés más calmado, lo volvemos a guardar?”, de esta forma le transmitimos cierta flexibilidad y colaboración, lo que le resultará reconfortante. Anticiparnos a esas situaciones ayudará a facilitar la transición.

 

Conforme vayáis observando que vuestr@ hij@ va sintiéndose tranquil@, confiad@, y que la nueva dinámica que habéis establecido ya está afianzada, significará que esta fase de demanda diurna está superada, es aquí cuando llega la retirada nocturna. Tal vez, éste sea el momento más duro, ya que el reflejo de succión le relaja y le incita al sueño, es un tiempo de inactividad y hay veces que les puede costar bajar la frecuencia y parar, están solit@s y sus miedos e inseguridades afloran con mayor angustia…y ante todo esto, el chupete tiene una función clave para calmarles. Si vuestro/a hijo/a no se tranquiliza por la noche, acompañadle explicándole que lo hacéis para que se calme y para ver lo mayor que es durmiendo sin chupete, el refuerzo positivo es importante, verbalizad sus logros, alentad su esfuerzo, acariciadle, contad un cuento, recordad junt@s un momento bonito del día…

 

En el momento de deshaceros del chupete definitivamente, podéis recurrir al hada de los chupetes, que se lleva estos pequeños artilugios para los bebés más pequeños que sí lo necesitan. O dárselo a Papá Noel/ Reyes Magos.

 

Otro truco, cuando el chupete se desgaste y empiece a deteriorarse, explicadle que es peligroso para su salud y que hay que cambiarlo… por otra cosa. ¿Qué tal un juguete «de mayores» o un juego para jugar en familia?

 

En esta fase es importante que le digáis lo orgulloso/a que se tiene que sentir de él/ella mismo/a, resaltéis lo mayor que se está haciendo, lo mucho que se sabe cuidar porque ahora el chupete no dañará sus dientes, y destaquéis ante todo, su gran esfuerzo. Intentad hacer énfasis en el valor del proceso y en que lo ha logrado por él/ella mismo/a, de esta forma le invitamos a que genere una mirada hacia dentro, es decir, a que haga las cosas por su bien, no buscando que mamá/papá estén content@s porque lo ha conseguido. Así, fomentamos que vaya generando una buena autoestima, dando valía al camino no únicamente a la meta u objetivo, y dejando a un lado el reconocimiento social dando importancia a su autoconcepto.

 

Tras la despedida el/la niño suele sentirse victorioso/a y satisfecho/a, pero tras la euforia del primer momento o incluso de los primeros días, llegan situaciones de inseguridad e incluso de angustia para el/la niño/a (y también para los padres/madres).

 

El chupete era su aliado para el placer, para calmarse, para entretenerse, para consolarse y ahora no lo tiene. Esto genera en el/la niño/a una ansiedad que debemos saber atender para que la despedida no le resulte demasiado angustiosa.

 

Para él/ella, lo más difícil no ha sido tirar el chupete, sino el vacío con el que después se encuentra. Es entonces cuando vuestr@ hij@ se pregunta: “Y ahora ¿cómo me calmo en momentos de miedo, de enfado, de cansancio?”. “Y ahora… ¿cómo me relajo cuando estoy solito/a en mi cama?”

 

En este momento necesita vuestra ayuda para cubrir esa necesidad emocional que hasta ahora el chupete se encargaba de cubrir. Ahora necesitará de vosotr@s más mimos, más abrazos y

 

más paciencia, pues puede que se enfade con más facilidad, le cueste dormirse e incluso no quiera dormir siesta unos días (lo cual le hará estar más cansad@ e irascible).

 

Un muñeco de tacto suave y agradable que pueda acariciar, abrazar o tocar puede ser una buena alternativa emocional en los momentos que necesite relajarse para conciliar el sueño o consolarse.

 

Si estáis ante la inminente llegada de un hermanit@, estáis de mudanza…quizás no sea el mejor momento para la retirada del chupete, ya que vuestr@ hij@ tiene una o varias situaciones a las que adaptarse de nuevo, lo que puede producir inestabilidad emocional para él/ella y que no esté preparado para afrontar nuevos retos. Lo ideal, es emprender esta aventura en un momento en el que no se prevean grandes cambios.

 

Cada niñ@ es un universo, habrá a niñ@s que les resulte más fácil dejar el chupete, y habrá niñ@s que les costará más, y TODO está bien, ya sabemos que las comparaciones no nos llevan a nada positivo. Lo importante es que una vez que decidáis empezar con el proceso, porque sintáis que es el momento adecuado, llenéis vuestro vaso de paciencia infinita, amor y comprensión, ya que puede ser que haya momentos algo complicados de llanto, pero recordad que estáis haciendo lo mejor para vuestro/a hijo/a, y desde el profundo e inconmensurable amor que sentís por él/ella, dejad que esa sea la luz de vuestro faro en todo momento.

 

“Cada logro comienza con la decisión de intentarlo” Gail Devers.

 

Un abrazo.

Andrea Sevilla Crespo


Compartir