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En la actualidad no podemos pasar por alto la importancia que tienen los idiomas para del desarrollo profesional, y también personal. Esto nos lleva a desear que nuestros hijos aprendan una segunda lengua lo antes posible.

 

Muchos padres se preguntan si realmente su pequeño, cuando asiste a la escuela Infantil, va a poder sobrellevar el aprendizaje de dos lenguas a la vez, pensando que una gran mayoría de niños acude cuando apenas sabe balbucear algunas palabras.  Lo cierto es que el cerebro humano en los primeros años tiene gran flexibilidad y está preparado para eso y más.

Para empezar, hay que señalar que un bilingüe es aquel individuo que conoce, dos o más sistemas lingüísticos con profundidad y es capaz de utilizarlos con parecida eficacia. Y eso ocurre porque su aprendizaje lo adquiere a través del medio social y familiar en el que vive, según los expertos no es posible entender el bilingüismo individual si se prescinde de su contexto social.

Según nos cuenta Christina Johansson, de Highlands School Barcelona, en su Kindergarten se ha establecido una política lingüística que consiste en P1 año del destete, cien por ciento español; en P2 la inmersión es del cien por ciento inglés; en P3 empiezan con lo que será su política lingüística durante P3-P5 y todo primaria: sesenta por ciento inglés y cuarenta por ciento español, aproximadamente. Y nos dice: “la enseñanza del inglés desde tan pequeños asegura -si se continúa- un bilingüismo total, ya que adquieren los fonemas propios de cada lengua desde chiquitines. Cada aula está rotulada en el idioma que se da allí y los niños enseguida asocian el aula y al profesor con un idioma u otro”.

EJERCITAR EL CEREBRO

Cuando un pequeño comienza a oír hablar en dos lenguas, sigue el mismo patrón que el monolingüe, esto puede llevar a que se produzca algún retraso, pero con el tiempo será compensado, porque el niño interioriza las dos lenguas, lo que le ayuda a conseguir pensar, imaginar y soñar en las dos. Claro que siempre habrá una que sea la principal.

Los efectos del bilingüismo en los últimos años se han analizado desde todos los puntos de vista. Un equipo de la Universidad de Northwestern en Estados Unidos señala que el cerebro de una persona bilingüe funciona como un semáforo. Cuando tiene que elegir una palabra, da luz verde al idioma que se usa en ese momento, mientras que la luz roja se enciende para frenar el término que no necesita. “Y este proceso natural de selección que realiza centenares de veces al día, se convierte en una gimnasia involuntaria para su cerebro”.

LA EDAD IMPORTA

Según señala en su blog sobre educación Ana Remolina, “la capacidad del cerebro de aprender creando nuevas conexiones neuronales gracias a las experiencias y las estimulaciones ofrecidas por el entorno es lo que se conoce como plasticidad neuronal; termina a la vez que la lateralización (en torno a los 8 años) A partir de este momento los aprendizajes son posibles, pero más costosos”.

Y esto se ha comprobado científicamente en una investigación realizada por James Flege entre inmigrantes americanos para explicar cómo la edad es importante para aprender un idioma. Las conclusiones señalan que cuanta más edad tenían los individuos al llegar al país de acogida éstos aprendían peor el idioma.

Uno de los investigadores que más se ha ocupado de averiguar de qué manera reacciona nuestro cerebro cuando aprende otro idioma en los últimos años es Matt Davis, líder del Grupo Discurso y Lenguaje de la Unidad de Ciencias del Conocimiento y del Cerebro de la Universidad de Cambridge. Experto en neurociencia y aprendizaje, y pionero en la utilización de la resonancia magnética en su aplicación a la educación, señala que el lóbulo parietal inferior izq1uierdo, que es el que está relacionado con el conocimiento de un segundo idioma, es mayor en las personas bilingües. Y cuanto antes empecemos a aprender ese otro idioma (sobre todo, si lo hacemos en la infancia), más estimularemos dicha región del cerebro.

VENTAJAS DEL BILINGÜISMO

1 Los niños bilingües se concentran mejor y les influye menos el ruido de la clase para realizar sus tareas.

2 ”El cerebro de una persona que habla dos lenguas es mucho más flexible, enfrenta situaciones más complejas por lo que busca mejor las soluciones y acaba resultando mucho más ágil”, según Patricia K. Kuhl de un equipo de trabajo de la Universidad de Washington.

3 El cerebro de un niño de cero a siete años “se adapta fácilmente a cualquier innovación”. “A esa edad puede notar sin problema si su abuela habla un tercer idioma y adquirirlo de forma natural”, manifiesta la investigadora Kuhl

APRENDER EN MOVIMIENTO

Una investigación realizada por Hauk, Johnsrude y Pulvermuller en 2004, señalaba que nuestro lenguaje y nuestro cuerpo están más unidos de lo que podemos pensar, ya que algunas palabras activan en el cerebro zonas semejantes a las que se estimulan cuando realizamos alguna actividad física (córtex motor y premotor), así que hablar es moverse. Esto es lo que se realiza en un colegio bilingüe inglés-español de Brighton, donde las clases de arte y gimnasia se dan en español.

Bebé y mujer


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