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Cuando somos padres todo nos parece poco para nuestros hijos. Si salimos de compras, seguro que volvemos con algún ‘caprichito’ para nuestro peque. Ha cambiado nuestra perspectiva y queremos ofrecerle no sólo lo necesario, sino muchísimo más.

Sobre todo, queremos que nuestros hijos sean felices y para ello, estamos dispuestos a todo o casi todo. Y eso incluye los juguetes, que sí es verdad que estimulan y con los que aprenden cosas, pero cuando hay exceso, la cosa cambia.

Exceso de juguetes

Cualquier fiesta o motivo festivo, es más que suficiente para que toda la familia se vuelque en los más pequeños, así que las estanterías de sus habitaciones están llenas de juguetes, como si fuera la juguetería de un centro comercial. Ahora se les regalan juguetes por todo, por cualquier motivo y en cualquier fecha, no nos ponemos ningún límite a la hora de comprarlos.

Esa tendencia de ofrecerles de todo en cualquier momento tiene que hacernos recapacitar, porque las consecuencias de ofrecerle esos ‘premios’ en formas de juguetes y cumplir con todas sus demandas ha llevado a que los psicólogos acuñen el concepto de “síndrome del niño hiperregalado”.

Mucho se ha hablado de padres que siente culpabilidad por no pasar todo el tiempo que quieren con ellos, de dejarlos en guardería, al cuidado de alguien. En fin, que motivos hay muchos y juguetes también.

Con ese exceso lo que se consiguen es que nos niños tengan una baja tolerancia a la frustración, están acostumbrados a tener todo lo que piden y a no valorar los que tienen. El exceso de regalos les hacer ser niños caprichosos, egoístas y les hacemos materialistas o consumistas, apenas sin darnos cuentas. Somos los padres lo que tenemos que tomar conciencia de ello y poner límites y para ello se hace necesario reducir el número de regalos.

La cantidad importa

Está claro que va a ser imposible que, en Navidad o por su cumpleaños, los abuelos, tíos y demás familia no le regalen un juguete al chiquitín, pero nosotros como padres, sí tenemos la capacidad de obrar en consecuencia.

Según nos contaba Azucena Barranco Rodríguez, psicóloga y directora de la Escuela Infantil Casa del Niño, en uno de los artículos publicados en Bebé y Mujer, sobre la cantidad que sería recomendable entregar al niño señalaba: “La cantidad recomendada sería un par de ellos por casa. Dado que esto es muy difícil, ya que cada niño tiene varios familiares y amigos que regalan, y esto no se puede modificar, sí que se recomienda guardar todos los juguetes en un armario y/o mueble e ir sacándolos de uno en uno. Demasiados juguetes a la vez abruman al niño, con lo que no es capaz de fijar la atención en uno de ellos. Por esto, suelen sacar todo sin jugar. Es bueno, sentarnos con ellos y enseñarles, a modo de modelo, cómo se hace (con los más pequeños). Cuando se cansen ya de ellos (esto ocurre normalmente cuando ya han aprendido todo lo que tenían que aprender con ellos), ir sacando el resto, siempre de uno en uno. En pocos días podemos sacar los juguetes anteriores guardados y veremos cómo de nuevo juegan con ellos y encuentran otras posibilidades y juegos”.

La regla de los 4 regalos

Psicólogos, educadores y padres, desde hace algunos años han puesto un límite para regalar a los niños, se le viene denominando “la regla de los 4 regalos”. Con ella han tratado de poner un punto de cordura y así evitar no saturar a los niños con tantos obsequios. Si bien está pensada para Navidad, bien sirve para que tengamos en cuenta en cumpleaños y demás celebraciones.

Un objeto que pueda llevar. Algo de ropa, calzado, mochila, siempre hay algo que el niño necesite llevar en el día a día.

Un libro. Leer desde pequeños es importante, así que un libro es fundamental para construir su futuro

Lo que más deseen. Siempre hay un juguete estrella, ese que tanto le gusta y con el que no le vas a decepcionar.

Algo que necesiten. Siempre hay algo que consideres que necesita.

Todos los juguetes a la vez hacen que pierda interés y no ayudan a fomentar su imaginación

 La importancia del juego

Según nos contaba Azucena Barranco, el juego es una conducta natural y espontánea y es a través de él que el niño desarrolla su personalidad y habilidades sociales, sus capacidades intelectuales, psicomotoras y, en general, le proporciona las experiencias que le enseñan a vivir en sociedad, a conocer sus posibilidades y limitaciones, a crecer y madurar. Cualquier capacidad del niño se desarrolla más eficazmente en el juego que fuera de él.

No es bueno sobreestimular

Con tantos juguetes a la vez corremos el riesgo de sobreestimular al pequeño, así que, según la psicóloga clínica Raquel Tomé “Debemos constatar que el niño se encuentra en condiciones óptimas para ser receptivo a los estímulos, que no le creemos un alto grado de ansiedad, tensión o irritación. Nos corresponde estimular sus capacidades, pero no intentar sobreestimularlo reiteradamente respondiendo más a una necesidad nuestra de ofrecerle cosas o de mantenerle entretenido”.

Deben aprender a valorar las cosas

Está claro que los niños reciben más regalos de los que necesitan o deben ya sean en sus cumpleaños, fiestas y celebraciones. Lo que tenemos que tener claro es la importancia que cobra el papel de padres en la educación de los hijos, por tanto, hay que trabajar para evitar ese exceso de juguetes durante su etapa infantil, para ayudar a que toleren la frustración, cosa que les servirá de adultos, y si no trabajamos puede traer problemas de personalidad en edades más adultas. Es importante también que les enseñemos valores como el esfuerzo, la espera, la solidaridad, etc.


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