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La importancia de los abuelos en la educación de las futuras generaciones, se pone de manifiesto en el saber escuchar y ofrecer aquello de lo que los padres carecen, el tiempo. Son tranquilidad y alegría para la familia.

Hoy en día vivimos apresuradamente, sin tiempo para pararnos a pensar, donde valoramos la inmediatez, pero luego queremos disfrutar de los sabores de la buena cocina de toda la vida.

Como adultos buscamos obtener rápido soluciones, satisfacciones a corto plazo, éxitos inmediatos, y tratar de obtener el resultado esperado en un plazo lo más corto posible.

En poco más de 40 años hemos cambiado de modelo familiar, económico, social… nuestros abuelos vivían en una España mayoritariamente rural, donde una dura vida de trabajo era al menos previsible, sin grandes lujos pero con las necesidades básicas cubiertas.

En este tiempo hemos descubierto que nuestra ciudad forma parte de una Aldea Global, llamada Tierra, donde la vida globalizada se acelera, y tenemos empresas que abren 24/365, hemos liberalizado horarios, ampliado centros comerciales y generado tantos cambios sociales y económicos que el sistema a veces se tambalea a modo de estallido de burbuja inmobiliaria, crisis bursátil, o deflación económica en la que como somos parte de Europa, no podemos ni devaluar nuestra moneda para salvar la inflación.

Educación de los niños

Toda esta gama de problemas no encierra sino un problema aún mayor, ¿Cómo estamos educando a nuestros niños? Familias pendientes de una pantalla, nuevos modelos de familia aún por asentarse socialmente, trabajos desconciliadores con políticas de conciliación inexistentes, y modelos horarios muy alejados de las necesidades que tienen nuestros hijos.

Curiosamente la generación más formada de la historia es la más insegura, teniendo un alto nivel de estudios tenemos dudas sobre cómo educar a nuestros hijos. Consultamos en internet y recurrimos cada vez más a soluciones rápidas para problemas que necesitan tiempo, amor y escucha. Cada vez más los padres se tienen que preparar para interpretar las señales que les lanzan sus hijos, para entender qué tipo de ayuda necesitan sus hijos y cómo podemos prepararles para un mundo futuro.

Hoy nos encontramos con hijos hiperactivos, con déficit de atención, o con algún trastorno indeterminado; es un fenómeno nuevo donde seguramente la ciencia ha avanzado para ponerle nombre a comportamientos que antes eran desconocidos, pero que estoy seguro que nuestro ritmo de vida ha favorecido sobremanera.

Hoy más que nunca se necesita un buen Colegio donde podamos confiar aquellas situaciones que como padres nos exceden, donde los profesionales de la educación nos asesoren y tenga un buen modelo de orientadores que nos escuchen. Sí, que nos escuchen, porque como padres estamos desconcertados con los cambios de nuestros hijos, con sus relaciones sociales y que nos ayuden a comprender que las necesidades sociales actuales son diferentes a las nuestras, entre otras cosas porque los problemas no se solucionan de igual forma que en nuestra época.

La figura del abuelo

Pero si desde luego hoy hay que reconocer el esfuerzo y dedicación de la figura de los abuelos. Gracias a los abuelos, que ponen en muchos casos paciencia, cordura, amabilidad y las mejores meriendas del mundo, podemos, en un porcentaje no pequeño, tirar delante de la logística familiar.

Los abuelos tienen capacidad para escuchar a sus nietos, aunque no les entiendan, hoy en día la brecha generacional es muy grande como para poder salvarla, les ven utilizar juegos y tecnología que eran impensables en su juventud, pero participan de algo que en muchos casos los padres no tienen, su tiempo.

El valor en alza del tiempo como moneda de valor incalculable, hace que hoy en día los abuelos sean la mayor fuente de tranquilidad para  sus nietos y para sus hijos.

Tras esta terrible crisis, de la que parece que vamos algún día a salir, en cuántos hogares los abuelos han aportado estabilidad económica, apoyo emocional y soporte logístico que sería impagable si no fuera por su capacidad de esfuerzo y sacrificio.

¿Es una generación forjada a fuego en el esfuerzo y en el saber hacer las cosas bien, porque si no las hago bien, para qué las hago? Pero para eso se requiere tiempo, ese valor del que hablábamos en el que el él tiempo no es lo principal, sino un medio para llegar a un objetivo.

El aporte de paz, de tranquilidad hace que en este mundo loco, loco, loco nos den una inyección emocional de sonrisas, donde cada vez más en los colegios es fundamental el trabajo en inteligencia emocional para nuestros niños y jóvenes, fruto de un aprendizaje que no acaba de fraguarse en el hogar, a veces por prisas o por falta de tiempo.

De ahí volvemos a la figura de tener a los mejores profesionales en la educación, necesitamos a docentes expertos que guíen los corazones de nuestros hijos, que les entienda y aporten estabilidad en un mundo cambiante. A veces la figura docente como la del abuelo, no es todo lo reconocida que debiera en nuestra sociedad, por lo que desde aquí solo me queda decir ole, ole y ole por ellos.

 

Enrique Escandón

Colegio Alameda de Osuna. Colegio Arcángel Rafael, Colegio Ábaco

www.colegio-alameda.com

 


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