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Estamos en plena etapa de las rebajas. Las tiendas están el ojo del huracán de aquellas personas que saben manejarse con soltura entre montones de ropa, mares de carteles con ofertas y ‘chollos’ por descubrir. Pero, ¿estás segura de que todo lo que compras es necesario? Hoy te contamos porqué somos unos nativos de las compras compulsivas, porqué reaccionamos ante los descuentos y porqué las compras nos hacen sentir bien.

Lo cierto es que son recurrentes las imágenes de personas agolpadas a las puertas de centros comerciales, jóvenes que se desnudan para conseguir el máximo de prendas gratis o conversaciones de wasap con el: “no te pierdas tal descuento en esa tienda que tanto nos gusta”.

Y qué decir de los aparcamientos en los centros comerciales, que no terminan de quitar las guirnaldas de Navidad y la música angelical de los villancicos cuando las explanadas se llenan de coches y vuelan las bolsas repletas del ansiado trofeo a buen precio. ¿Estamos seguros de lo que hacemos?

Hemos duplicado el consumo de bienes materiales en las últimas décadas

¿Para qué compramos?

Alguna vez te has parado a pensar ¿por qué reaccionamos masivamente a los estímulos de marketing de venta o por qué utilizamos las compras para sentirnos mejor en nuestro día a día o por qué tantas veces compramos cosas que no necesitamos?

Poseemos una cantidad de cosas realmente asombrosa, parece que hemos asumido que tener muchas cosas es algo normal. Pero en realidad todos los datos indican que hemos duplicado el consumo de bienes materiales en las últimas décadas y, en muchas ocasiones, nos hace incrementar nuestras deudas ¿Qué hace que compremos cosas que no necesitamos a este nivel? ¿Y por qué cada oferta o descuento nos resulta altamente atractivo?

En realidad, tiene una explicación neurológica. Salir de compras hace que nuestro cuerpo libere una dosis de dopamina, es una sustancia química que afecta la actividad neuronal de nuestro cerebro. Esta sustancia está relacionada con nuestra sensación de deseo y nuestras expectativas ante una situación y nos genera motivación en busca de una recompensa positiva. Esa dosis de dopamina nos genera una sensación agradable y en nuestro día a día buscamos comportamientos que nos faciliten obtener esa sensación. La mala noticia es que esa sensación es pasajera, porque la dopamina desaparece cuando ya hemos conseguido esa recompensa, en el mejor de los casos. En el peor, no se cumplen nuestras expectativas y nuestro nivel de ansiedad aumenta, que es exactamente lo que ocurre uno de esos días que no tienes suerte en el centro comercial; la frustración, el enfado y el nerviosismo se apodera de ti porque tus expectativas de compras no se han visto satisfechas.

¿Por qué compramos compulsivamente?

  • Nos genera una falsa sensación de seguridad: Muchos tenemos la asociación entre seguridad y estabilidad y el número de posesiones materiales.
  • La creencia de ser más felices si vamos a la última: en realidad, comprar el último modelo de teléfono o ir a la moda nos genera una felicidad muy efímera, desaparece justo después de conseguir nuestro objetivo por el efecto de la dopamina.
  • Somos muy susceptibles a la publicidad: los anuncios intentan inculcarnos que nuestra vida será mejor si compramos ese producto y este mensaje termina calando en nuestro inconsciente y, el mismo, condiciona nuestros comportamientos de compra.
  • Queremos gustar a los demás: tenemos la creencia de que nuestras posesiones nos definen y compramos buscando la aprobación externa en los demás.
  • Intentamos compensar alguna carencia nuestra o de nuestros hijos, si la compra está destinada a ellos, intentamos llenar un vacío o disfrazar un malestar: la única compensación que obtenemos es la producida por el efecto de la dopamina en nuestro cuerpo, es decir, bienestar efímero o pasajero. Compramos para paliar la soledad, ansiedad, estrés laboral, los problemas o conflictos en nuestras relaciones, por ejemplo, comprando a nuestro hijo el juguete más caro porque no le dedicamos el tiempo de calidad suficiente y nos invade la culpabilidad.

Comprar de forma equilibrada

En todos los casos que te hemos planteado buscamos la solución fuera a un conflicto interno que no hemos sabido gestionar y sigue quedando pendiente de resolver. No busques todo esto fuera de ti, las respuestas y las soluciones están en tu interior. La salida es hacia dentro, necesita salir del circulo vicioso para conseguir tu bienestar y poder comprar de forma equilibrada.

Salir de compras hace que nuestro cuerpo libere una dosis de dopamina, que nos genera una recompensa positiva

Sé ejemplo para tus hijos

Hay una sentencia con la que podemos reflexionar: “Las mejores cosas de la vida no son cosas”, entonces, ¿qué ejemplo quieres dar a tus hijos? Ellos aprenden de ti, de tu comportamiento, aprenden a gestionar sus emociones y su forma de desenvolverse en la vida observando a sus padres, almacenan la información para cuando necesiten utilizarla y la repiten. No eres culpable de lo que transmites a tu hijo/a, pero sí responsable. Lo mejor que puedes hacer por ellos, para favorecer una evolución saludable es hacerte cada vez más responsable de tu gestión emocional y ellos aprenderán de ti, porque para ellos eres el único modelo a seguir. En este caso de las compras, puedes empezar por parar un segundo a pensar y siendo sincera contigo misma encontrarás cuál es el motivo que hay detrás de algunas de tus compras y podrás afrontar ese conflicto y no taparlo y dejarlo pendiente. Sea por el motivo que sea, un exceso de posesiones materiales no va a enriquecer nuestra vida y ni la de nuestros hijos. Todo lo contrario, realmente, nos impide apreciar las cosas verdaderamente importantes de la vida, porque nos pasamos el día trabajando para poder comprar más y más, cuando sólo aportan una felicidad efímera.

Montse Solana, coach personal. Sesiones online – tf.687 890 321

 


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