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Ingredientes (para 2 personas):

– 1 pechuga de pollo entera (si es muy grande cortarla por la mitad obteniendo dos filetes gruesos)

– Sal y pimienta

– 1 huevo

– Maizena

(para la salsa):

– 5 cdas soperas de zumo de limón

– 2 cdas soperas de vinagre de vino blanco

– 3 cdas soperas de azúcar

– 4 cdas soperas de agua

– 1 cdta de postre de maizena

(para el arroz)

– 1 medida de arroz thai o jazmin

– 1 y 3/4 medidas de agua

– 1 cdta de sal

– 1 o 2 cucharadas de aceite (dependerá de la cantidad de arroz)

– 1 huevo

– Sal y Pimienta

Preparación:

Lavar muy bien el arroz bajo el chorro de agua y escurrir bien.

Batir el huevo, salpimentar los filetes de pechuga y dejarlos reposar dentro del huevo batido mientras preparamos todo los demás. Así, el pollo queda más jugoso y el rebozado se adhiere mejor.

Poner a calentar el aceite en un cazuela de fondo grueso, saltear el arroz bien escurrido un par de minutos, añadir en este momento la sal. Añadir el agua y dejarlo hervir a fuego fuerte hasta que desaparezca el agua que hay encima del arroz. En ese momento bajar el fuego al más mínimo de todos lo mínimos que podáis. Tapar y dejar así 8 minutos (7 minutos para el arroz Basmati y unos 10 para el arroz de grano corto). Sacar a un plato para que se enfríe esponjándolo bien con un tenedor para que libere todo el vapor y reservar.

Mezclamos bien todos los ingredientes de la salsa y llevamos a ebullición a fuego fuerte. Cuando empiece a hervir la salsa se volverá transparente con un cierto tono amarillito. A partir de ese momento cocinar un minuto más para perder el aroma a vinagre, apartar del fuego y reservar.

En el wok o en una sartén, añadir un par de cucharadas de aceite suave y cuando esté caliente añadirle el huevo batido y salpimentar. Dejar que cuaje un poco en el fondo y añadir el arroz que teníamos reservado removiendo para romper el huevo e integrarlo todo. Saltearlo todo junto unos minutos hasta que el arroz esté caliente.

 

Mientras, rebozar las pechugas que teníamos reposando en el huevo con maizena sin escatimar, tiene que quedar muy bien cubierta.

Freír en abundante aceite hasta que estén doradas, dándoles la vuelta si es necesario. Tardará un poco, a la maizena le cuesta coger color. Pero cuando empieza a dorar es la señal de que el pollo también está cocido.

Sacar a un plato con papel absorbente, dejar que escurra el aceite y entonces cortar en tiras sin llegar al final del corte.

Transferir a la fuente de servir, un filete encima del otro napando con la salsa cada uno. Adornar con rodajas de limón y acompañar del arroz frito.

Para chuparse los dedos sin salir de casa!

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