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Preparación:

Lo primero es poner en remojo, la noche anterior, las pimientas palmeras (o los chiles y los choriceros) con agua caliente. Al estar secas flotan en el agua, es interesante colocar un plato o algún elemento de peso encima, para mantenerlas sumergidas. Dejarlas así de 12 a 18 horas.

Al día siguiente, (yo utilizo guantes de vinilo para este paso porque si las pimientas pican, luego es un drama si te tocas los ojos u otras zonas sensibles), sacar las pimientas del remojo, abrirlas y eliminar las pepitas y el pedúnculo. Trocearlas someramente y añadirlas al vaso de la batidora. Pelar los ajos y añadirlos. Y añadir también el resto de ingredientes. Cubrir todo con aceite de oliva y añadir el vinagre

Con la batidora en el fondo, batir como si estuviéramos montando una mayonesa. Siempre en el fondo, sin mover la batidora, sólo al final. Lo ideal es que quede cremoso, emulsionado como una mayonesa, pero, si queda como en la foto, no pasa absolutamente nada, está perfecto. De hecho, yo solo he comido mojo correctamente emulsionado en casa de mi abuela. Normalmente si vas a Canarias, el mojo es como el de la foto, simplemente batido hasta triturar los ingredientes. Y está delicioso.
Trasladar la mezcla a frascos herméticos. Se conserva perfectamente varios meses sin abrir y una vez abierto la primera vez, en la nevera. No se estropea. En época de vacas flacas en las que no sabía prepararlo y dependía del que mandaba mi abuela por correo, he llegado a aguantar un frasco un año en la nevera, y perfecto hasta el final.
El mojo es ese condimento que cuando no lo conoces no te hace falta pero que cuando ya lo has probado es absolutamente necesario para mejorar muchas preparaciones.
Una de mis combinaciones preferidas es queso con mojo. Allí en Canarias el típico de allí… Aquí en la península yo me lo como con queso manchego, con queso de cabra… La mezcla es sublime. Un trozo de pan untado en mojo con un poco de queso encima… Es abrumador, creedme.
Un simple pollo al horno, preparas un majado de ajo y perejil, le añades una buena cucharada de mojo y un poco de zumo de naranja y elevas ese sencillo plato a manjar de dioses… La tortilla a la francesa… las cachapas, el asado de navidad venezolano. Son multitud las preparaciones que sin el mojo, no brillan.
¿Os animáis a prepararlo? Os prometo que la versión de la península, substituyendo la pimienta palmera por choricero y añadiendo el picante a parte, es muy, muy recomendable, casi, casi, al nivel del original!

Ingredientes (para 2 botes como el de la foto):

– 4 pimientas palmeras secas (o 4 pimientos choriceros secos y 4 guindillas/chiles secas de las grandes)
– 4 o 5 dientes de ajo hermosos
– 2 o 3 nueces
– 3 o 4 almendras
– 3 o 4 guindillas secas (si se utiliza pimiento choricero, será necesario añadir alguna más)
– 1 cucharadita de comino molido
– 1 cucharadita de pimentón (puede ser picante si apetece)
– 1/2 cucharada de orégano
– 1/4 de cucharadita de pimienta negra molida
– 1 cucharadita de sal
– 1 cucharadita de azúcar moreno (completamente opcional, el original no lo lleva, pero encuentro que equilibra y hace más redondo el sabor)
– Aceite de oliva (yo prefiero suave, para que la potencia del oliva virgen no mate el sabor de las pimientas)
– 1 buen chorro de vinagre de vino blanco (el punto de vinagre es delicado, es interesante que se note sin llegar a ser avinagrado)

NOTA: Es también posible añadir guindillas de las grandes (chile) en vez de las comunes pequeñitas, de hecho lo recomiendo encarecidamente en la versión peninsular sin pimienta palmera. Estas pimientas a veces pican mucho, otras no pican nada. Es un misterio. Por eso conviene no añadir mucho al principio hasta probarlo después del primer triturado. Por supuesto el nivel de picante es completamente personal. El hecho de hacerlo en casa permite graduarlo completamente al gusto del consumidor. Lo ideal es que pique, sí, pero que cuando tragues, el picante baje también y quede en boca el sabor, que se aprecien los matices del resto de ingredientes.

Fuente: la cocina de los elfos 


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