Skip to main content
Compartir

La fiebre en sí no es algo malo, pero lo cierto es que en las consultas de pediatría se ve con cierta frecuencia una expresión repetida como signo de alarma entre los padres cuando dicen: “mi niño tiene fiebre”. Bueno, pues no es tan grave, te lo vamos a contar.

La fiebre es una defensa natural del organismo. Si nos preguntáramos ¿qué es la fiebre? La respuesta sería, un aumento de temperatura rectal por encima de los 38 grados y axilar de 37,5 grados y su causa más frecuente son los virus.

Cuando un niño llega a la consulta con fiebre no nos preocupa en exceso la temperatura del pequeño, porque normalmente no suele coincidir la temperatura con la clínica, o sea, que la gravedad de la infección no se correlaciona con la intensidad de la fiebre. Lo más importante es la afectación del estado general, por eso valoramos que el niño no esté postrado e inmóvil, ya que eso requerirá valoración y tratamiento urgente. Igualmente, es importante valorar la calidad del llanto y también observar el apetito, sueño, risas, si juega o no, etc.

Infecciones con fiebre

Se ha de tener en cuenta un dato muy relevante que es que cuando más infecciones se tienen es entre los 12 y los 48 meses de nacer, luego se van cogiendo defensas y éstas bajan. Y es que por debajo de los 5 años la mayoría de las infecciones son causadas por algún virus y cada niño reacciona de forma diferente a ellos.

Hay muchas causas de fiebre aguda leve de corta duración que se resuelven fácilmente en poco tiempo: virus, dentición, crecimiento, golpe de calor, etc. A veces nos indica una infección de orina, que ya requiere estudio, y claro también a alguna bacteria que requerirá visita médica, valoración y posible tratamiento con antibiótico.

En general, nunca nos debemos alarmar por una fiebre de corta evolución con buen estado general. Sólo vigilar y cuidar atentamente fiebres que se disparan sin control a más de 40 grados y que pueden ocasionar afectación neurológica con convulsión febril, que impresiona mucho, pero se suele resolver bien.

 
¿Qué podemos hacer?

  • Vigilar el estado general, ver si está caliente, tiene las mejillas enrojecidas, etc.
  • Tomar la temperatura en la axila o en el recto
  • Aplicar compresas húmedas en pliegues y frente
  • Quitar ropa. No tapar con mantas, que eso no baja la temperatura,
  • Beber abundantes líquidos
  • Si la fiebre es muy alta, más de 39 grados, bañar con agua tibia e ir bajando su temperatura con lentitud.
  • En cuanto a medicación, las clásicas cuando se tiene más de 37,8 ó 38 son el paracetamol o el ibuprofeno. Consulta con tu pediatra la mejor opción para tu peque.
  • En niños menores de 3 meses acudir al pediatra en cuanto presente fiebre. En el resto si la fiebre persiste o se complica acudir al pediatra para su valoración.

Dr. Francisco Pozo. Director Médico Policlínica Longares.

 


Compartir