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PASITO A PASITO

La estimulación temprana del bebé trabaja distintas áreas que servirán de base para futuros aprendizajes. En este artículo nos vamos a centrar en el área motriz, que trabaja el movimiento, la coordinación, el desplazamiento, etc., pero no debemos olvidar que la estimulación debe ser global para conseguir un equilibrio perfecto. La estimulación temprana se puede definir como una serie de actividades que se realizan a través del contacto con el bebé (ya sea visual, sensitivo, auditivo, etc.) encaminadas a ayudar al desarrollo integral de sus potenciales. Esta estimulación es realmente temprana ya que su comienzo tiene lugar en el vientre materno y continúa al nacer. De ésta no sólo se benefician los niños nacidos con alguna patología, sino que es muy buena para todos en general.

 

¿Por qué estimular a tu hijo?

Los bebes nacen con unos potenciales determinados genéticamente, pero para que el niño los pueda desarrollar correctamente debe darse una estimulación adecuada.

Las personas desarrollamos nuestras habilidades gracias a las conexiones en las células del cerebro, que se forman gracias a la información, ya desde antes de nacer.

Si un bebé no recibiera los estímulos necesarios no desarrollaría las habilidades que tiene predeterminadas genéticamente. Pero esta ha de ser adecuada a su momento de desarrollo. Es decir, por mucho que se intente estimular a un niño, no por ello va a andar antes de tiempo, ni contener esfínteres, sino que se desarrollará correctamente y de la mejor manera a su debido tiempo.

En resumen, para hacer una buena estimulación al bebe siempre se deben respetar sus tiempos madurativos, se trata de ir ‘acompañándole’ y ‘facilitándole’  el desarrollo. Sin prisas, con paciencia y, sobre todo, con mucho amor, porque un niño que se siente querido y arropado, que tiene confianza y seguridad, un buen vínculo de apego, querrá explorar, ‘crecer’.

 

El juego es la mejor manera de estimular al niño desde edad muy temprana

APRENDER A ESTIMULAR A TU BEBÉ

Desde el nacimiento Lo más importante es crear vínculo con el bebé; mirarle y sonreírle mientras come, atender sus necesidades a demanda, hablarle, tocarle, acariciarle.

A partir de los tres meses, el bebé empezará a relacionarse con el medio, empezará a mover sus manitas para alcanzar cosas (esto coincide con la desaparición de reflejos como el de presión). Podemos enseñarle objetos vistosos y con ruido, moviendo hacia los lados para llamar su atención y que explore, intentaremos colocarle en distintas posturas: bocarriba, bocabajo y hacia los dos lados.

Sobre los cinco meses empieza el volteo, es un momento muy importante, y se le puede estimular enseñándole el objeto hasta que consiga girarse, siempre le costará menos ponerse bocabajo desde bocarriba que al revés. Hay que tener mucho cuidado, porque a partir de ahora se podrá caer si se le deja encima de la cama.

A partir de los ocho meses se suele sentar solito y podemos hacer todo lo anterior e incorporarlo. NO SENTAREMOS NUNCA AL BEBÉ HASTA QUE NO TENGA CAPACIDAD DE HACERLO SOLITO. ( ni siquiera sujeto de forma artificial con cojines ni nada por el estilo) porque ‘obligamos’ a mantener una postura para la que la musculatura de la espalda del bebé no está preparada. Además de objetos vistosos y con ruido, como etapas anteriores, disfruta mucho explorando nuestros objetos: cucharas, peines, vasitos de plástico, porque a nosotros nos ve usarlos a diario (los golpeará y disfrutará del sonido que este hecho produce).

Sobre los nueve meses comienza a gatear. Desde la posición de sentado se le pueden ir poniendo objetos para que él, llamado por la curiosidad, trate de alcanzarlos y así la mayoría de los bebes comienzan a gatear. Pero a veces esto no ocurre, hay bebes que nunca llegan a gatear, por diversos motivos, y es perfectamente normal.

A los diez meses aproximadamente se ponen de pie, muchas veces agarrándose a la cuna, una mesa. Es importante, a partir de este momento, que se tenga especial cuidado con lo que hay sobre las mesas, y él solito poco a poco y apoyándose en una superficie comenzará su marcha lateral, al igual que con el gateo se pueden colocar objetos para que los siga.

Entre doce y dieciocho meses el bebé disfruta andando y llevando objetos a rastras, podemos lanzarle la pelota y que intente golpearla para favorecer su equilibrio. Podemos ofrecerle los tupper ya que disfrutara mucho metiendo y sacando. Que experimente distintas texturas: agua, harina, arena, hierba…

Dieciocho a treinta y seis meses cada vez quiere ser más independiente. Y qué mejor manera de estimularle que ir ‘dejándole’ hacer cosas él solito: comer solo, ponerse los zapatos, lavarse las manos. Además, intentará imitarnos, para él somos su ‘mundo’, el juego es la mejor manera de estimularle.

 

¿Por qué no usar Tacatá?

Muy importante es que a los diez meses tengamos en cuenta que aunque sea muy tentador colocar al bebé en un tacatá, está completamente desaconsejado. El tacatá tiene un riesgo de accidente muy alto: el bebé puede volcar y quedar atrapado, golpearse. Desde el punto de vista de su desarrollo no es recomendable, porque cuando se usa un andador es porque el niño no puede andar por sus propios medios y, por tanto, no está maduro para hacerlo. Se obliga a estar en posición erecta el tiempo que considere el adulto, forzando la musculatura inmadura aún de la espalda y adquiriendo en las piernas una posición de separación y rotación externa (que tiende a la luxación de cadera) antinatural; El patrón de marcha es completamente anormal, no son los pasos que daríamos  al andar sino que anda impulsándose.

Eva Barón Castaño.  Fisioterapeuta y Psicomotricista de la P. Universitaria Alfonso X “El Sabio”.


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