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Las alarmas saltaron este verano, ya que cada vez es más frecuente ver a niños muy pequeños, incluso bebés, jugando con tablets y  móviles, ¿es bueno? ¿Los usan los padres como ‘canguros’? Para contestarnos a estas preguntas y conocer cómo puede afectar a nuestros hijos, hemos entrevistado a la doctora Marisa Navarro.

Durante el verano se comentó que “cuánto más tiempo pasen delante de las pantallas, mayor será el retraso en el desarrollo del lenguaje”. Según la doctora Navarro “Especialistas de todo el mundo, incluso van más allá, y desaconsejan su uso, sobre todo en edades muy tempranas, advirtiendo de que esto puede afectar no sólo al habla, sino al desarrollo social, físico y emocional del niño, así como a su movilidad, o incluso provocar daños en su retina”

Con la utilización de este tipo de dispositivos, ¿Se producen más estímulos negativos que positivos o al contrario?

Todo dependerá de la manera que lo utilicemos. Por ejemplo, no pasa nada por enseñarle una fotografía en el teléfono. Lo que en ningún momento se debe hacer es utilizar los dispositivos electrónicos como canguros, y que dependa de ellos el cuidado y el entretenimiento de los hijos, sustituyendo así, el tiempo que debemos pasar con ellos o la actividad al aire libre. Fundamentalmente muchos padres utilizan dispositivos electrónicos, con la excusa de que el niño no se aburra, pero no se dan cuenta que el aburrimiento es vital para que éste pueda desarrollar la imaginación, algo que fundamentalmente ocurre en las edades más tempranas, y otras capacidades como el tener iniciativa, tolerancia a la frustración, etc.

¿Su utilización puede llevar a un niño pequeño a la adicción?

La adicción a los teléfonos móviles, tecnología, etc, es más frecuente en adultos o adolescentes, que en niños pequeños, ya que además de su uso para el entretenimiento, también son utilizados para tener contacto con otras personas, trabajar etc. Lo que si ocurrirá cuando dejamos el entretenimiento o aprendizaje de un menor al cargo de una tablet, es que este la demandará día tras día.

Mal uso

¿Podríamos decir que los dispositivos móviles y las tablets pueden ocasionar aislamiento al menor?

Un mal uso de la tecnología indudablemente puede ocasionarlo, pero sobre todo cuando van siendo más mayores. El caso más extremo son los conocidos como los “Hikikomoris” un término que se utiliza en Japón para referirse a esas personas que eligen abandonar la vida social de forma absoluta,  y que se aíslan y confinan con un grado extremo, debido a diferentes y múltiples  factores personales y sociales, y que se comunican con el mundo exterior únicamente a través de medios tecnológicos. Y aunque esto puede darse a cualquier edad, es cierto  que éste fenómeno se produce más entre jóvenes y adolescentes.

Hasta cumplidos los 18 meses no es aconsejable que los peques utilicen los dispositivos móviles

 

¿Beneficia o perjudica el desarrollo de los niños?

En edades más tempranas, perjudica más de lo que beneficia. Diversos estudios han dado a conocer que, por ejemplo, los niños en periodo de su desarrollo lingüístico, que pasan demasiado tiempo con la tablet, tardan más en hablar y en comunicarse con los demás. El motivo es que a pesar del gran número de estímulos que reciben, no interactúan todo lo necesario con otras personas. La relación con la familia u otros seres humanos, es lo que en mayor medida, fomenta la capacidad de hablar y otras capacidades cognitivas y vitales en los niños, algo que de ninguna manera se puede sustituir con una pantalla. Especialistas de todo el mundo, incluso van más allá, y desaconsejan su uso, sobre todo en edades muy tempranas, advirtiendo que pueden afectar no sólo al habla, sino al desarrollo social, físico y emocional del niño, así como a su movilidad, o incluso provocar daños en su retina.

En niños más mayores, pasar excesivo tiempo pendientes de dispositivos electrónicos, puede interferir en el desarrollo de otras capacidades como la comunicación interpersonal, el  aprender a  expresar sus sentimientos y necesidades, a concentrarse, por la cantidad de estímulos que pueden recibir, y hasta fomentar la obesidad y el sedentarismo.

Poner límites

¿Cuáles serían los límites que tendrían que imponer los padres?

El límite está en el sentido común. Cuando hablamos de limitar el uso de dispositivos electrónicos, no quiere decir que no podamos enseñarles por ejemplo una fotografía suya o de algún ser querido que tengamos en el móvil, o que no pueda ni saludar a alguna persona que esté al otro lado del teléfono. Se trata de no dejar a los niños que se queden demasiado tiempo en casa, sentados en el sofá y pendientes de la tablet, sin hacerles caso. Por otro lado, el papel de los padres, además de limitar y establecer unas pautas de uso, es dar ejemplo. No podemos pedir a un niño que no use un móvil para entretenerse si el padre lo está haciendo constantemente. Los hijos aprenden mediante la imitación de los padres, por lo que estos deben dar ejemplo con su comportamiento.

¿Cuánto sería el tiempo idóneo para que permanezca un niño pequeño mirando a la pantalla?

El tiempo ha de ser  limitado, no más de media hora al día, hasta que vayan cumpliendo más edad. Una vez que van siendo mayores, se recomienda que no sea más de un diez por ciento de la vida de un niño. Y por supuesto nunca deben sustituir actividades como jugar, cantar, leer, dibujar, escribir, interactuar con adultos y otros niños, etc.

Lo que sí que es cierto, es que los dispositivos electrónicos nos dan la oportunidad de poder enseñar a los niños a tener autocontrol, cuando les enseñamos a usarlos durante un tiempo determinado. De esta manera aprenderán a que transcurrido ese tiempo deberán apagarlos sin enfadarse, protestar, ni llorar, etc.

¿A qué edad se deben utilizar?

Según nos explica la doctora Navarro “es aconsejable que los niños no usen tablets o móviles hasta cumplidos los 18 meses, y a partir de esa edad, si interactúan con ellos, que sea siempre, en lo posible, bajo la supervisión de un adulto y un tiempo limitado”.

 

 “Los niños en periodo de su desarrollo lingüístico, que pasan demasiado tiempo con la tablet, tardan más en hablar”

 

Desarrollo y educación

Hay algunos estudios que señalan que las pantallas táctiles pueden tener un uso potencial para la educación de los bebés, sobre esta cuestión preguntamos a la doctora Navarro si esto era así y nos comenta que: “Lo que dicen fundamentalmente algunos estudios es que los dispositivos electrónicos pueden ayudar a desarrollar una atención más rápida, debido a la cantidad de estímulos que pueden recibir de una pantalla en muy poco tiempo. Pero esta cualidad, no es del todo beneficiosa frente a una atención mas pausada, que dé lugar a la concentración y a saber decidir entre cuál es de la información que recibe la que le interesa y la que no.

En la educación de los bebés lo fundamental es enseñar a su cerebro a pensar, a concentrarse, a imaginar, a estar atento y la mejor manera de hacerlo es mediante el contacto con los padres y con otros niños, con juguetes que puedan tocar, estar al aire libre, en la naturaleza, pintar etc.

Después, cuando su cerebro haya adquirido estas capacidades, llegará el momento en el que se puedan introducir dispositivos electrónicos en su educación”.

 

Dra. Marisa Navarro.

Dra. Marisa Navarro.

Terapeuta y escritora

La doctora Marisa Navarro, terapeuta y autora de los libros “La medicina emocional” y “El efecto tarta”, es doctora en medicina por la Universidad de Alicante. Realizó su doctorado en el área de Salud Comunitaria en el Departamento de Psicología de la Salud. Desde hace más de veinte años ejerce como médico psicoterapeuta, es profesora, conferenciante, comunicadora y ponente en universidades y foros de salud y colaboradora habitual en diversos medios de comunicación. Persona comprometida y solidaria, ha sido presidenta de la ONG Medicus Mundi en la Comunidad Valenciana, durante más de diez años. En 2015 inicia su actividad como escritora. Su último libro “El efecto tarta. Practica el egoísmo positivo para ser más feliz(Libros Cúpula) donde de forma práctica y sencilla explica técnicas para quererse y cuidarse, ya que no podremos dar a los demás lo que no tenemos

 


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